Es increíble cómo las direcciones de la vida cambian con pequeñas decisiones. Una decisión me llevó a un conjunto de otras pequeñas decisiones, que le dieron un giro completo a mi vida. Todo lo que un día planteé en mis proyectos de vida, se desvanece como el humo cuando el viento pasa.
Sé que no soy la misma de antes, y probablemente mi yo de hace 5 años opinaría exactamente lo mismo. No sé si todas mis versiones de años pasados estarían de acuerdo conmigo o me juzgaran por ser tan cobarde.
Lamento no seguir mis sueños tal y como siempre los había escrito, pero considero que mi versión de ahora es mucho mejor de la que me había propuesto. Lo sé, mis sueños me necesitaban; mis yo pasados se retorcieron al ver que estaba cambiando todo lo que quedó tatuado en papel. Porque las palabras no se las lleva ningún viento y mis sueños tampoco se los ha llevado.
No soy más que una simple aprendiz que va de esquina en esquina, cometiendo errores y tratando de solucionarlos como si la vida se tratara de eso. Tengo más dudas que respuestas, y las pocas respuestas que creo tener, son de preguntas que para mí ya no encajan.
La vida es un constante punto y aparte. De otro modo, ¿qué sentido tendría escribir una cortina de texto que nadie quiera leer? ¿para qué escribimos si nadie lee? ¿para qué vivimos si nadie existe?
Somos un montón de letras sin forma. Un nudo que no tiene fin. Un caos que no tiene arreglo.
Vivimos fingiendo saber, lo que es fácil de creer.
La vida: un abrir y cerrar de ojos; un abrir y cerrar ventanas; un abrir corazón y cerrar heridas.
La vida es abrir y cerrar.
Mi alma no tiene dueño y la vida tampoco es lineal. Lo que hoy parece sueño, mañana también es real. Que nadie nos diga lo que está prohibido, mejor lo permitido y lo demás que lo descubra el tiempo.
Y si mañana cierro los recuerdos, al menos quiero saber que mi corazón ha latido con fuerza y que todo valió la pena.
Que mi existencia aquí sea, de una en un millón.
Sobrevivo de remembranzas que atesoro en mi memoria. Y me ahogo en palabras que nunca dejé salir. Qué cosa más extraña es el sentimiento. Que las palabras no dichas hieren y otras tantas por ahí abrazan. Que los recuerdos pesan y extrañar a veces duele. ¿Cómo se mide la vida? ¿en los años vividos o en los años recordados? ¿en memorias inciertas o luchas logradas?
Que me libre el cielo de vivir el infierno de no recordar, y me devuelva la vida de volver a abrazar.
"Sobrevivo de remembranzas que atesoro en mi memoria. Y me ahogo en palabras que nunca dejé salir." Mi parte favorita.
ResponderEliminarY si mañana cierro los recuerdos, al menos quiero saber que mi corazón ha latido con fuerza y que todo valió la pena.
ResponderEliminarQue mi existencia aquí sea, de una en un millón.
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