A mi yo de ayer

En estas tardes de nostalgia te suelo recordar. Tan sonriente y tan sola. Tan pequeñita y tan feliz. Siempre quisiste crecer y ser como los demás. Pensabas que todo era cosa del destino y solo tenías que esperar.

Poco a poco el tiempo pasaba y seguías ahí, esperando que por fin el reloj corriera a tu favor.
Hoy te recordé otra vez. A ti que siempre esperaste las rosas que se marchitaban en el jardín, que cantabas las canciones para no desesperar más; hacías lo que los demás decían correcto, por miedo a romper las reglas.

Recuerdo cuando estabas feliz por regalar tus juguetes porque todos creían que eras lo suficientemente grande para almacenar esas cosas de “niños chiquitos”. Sí, aún recuerdo que a tu muñeca favorita la guardaste en el armario, porque te negabas a que fuera de alguien más, nadie más que ella sabe las historias que solías contar cada noche y las canciones que sin querer podías inventar.

Ahora, me encuentro frente a este espejo, recordando aquello que fui y pude haber sido. Mi alma no cambia, no envejece y no muere. Tengo un alma inmortal, que sigue siendo un niño, que pinta mundos de colores, que sigue soñando sin pensar en lo imposible.
Y es que lo único que me rehúso a perder, es esa chispa que me mueve, la energía de aquella niña, y la pasión de hacer todo con una canción en el corazón.

Comentarios

  1. La instrospección de uno mismo, siempre será un baúl de nostalgias y remembranzas. Me hiciste reflexionar ahora en lo que yo fui y en lo que pude ser. Me agradó la metáfora de la canción en el corazón.

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  2. Ese desatino en querer crecer. Me ha calado hondo desde la primera palabra. Lo tendré que compartir para que más personas reflexionen...🤩✨

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